Berlín, 3 mar (EFE).- El realizador español Álvaro Gurrea estrena en la Berlinale su ópera prima "Mbah Jhiwo / Ancient Soul", una historia -o tres en una- que nace de la fascinación por un volcán de azufre y la atracción por la convivencia del animismo, el islam y el capitalismo en una aldea del este de Java.

Yono, el protagonista, trabaja en una mina de azufre y un día su mujer, Oliv, lo abandona y él quiere recuperarla; a ello se suma que su madre enferma y la quiere curar.

Gurrea cuenta esta misma historia no una, sino tres veces, y a pesar de tener el mismo final, no siempre es idéntica, porque en cada versión predomina uno de los paradigmas que conviven en esta aldea del este de Java, ya sea el animismo, el islam o el capitalismo.

La "génesis" de la película está precisamente en ese volcán, al que le llevaron unos amigos de noche, cuando van todos los turistas porque hay una especie de fuego azul del azufre hirviendo, y por el que sintió una "atracción muy fuerte", dice en entrevista con Efe.

Gurrea, que no era cineasta ni se había planteado antes hacer una película ni dedicarse al cine, explica que llevaba una pequeña cámara consigo, empezó a grabar y sintió "un impulso muy fuerte" por contar algo en ese sitio.

La atracción por el volcán fue "una fascinación tanto estética, como plástica o visual, así como un poco antropológica", porque ahí convivían unos mineros trabajando en unas condiciones de una dureza extrema con los turistas y la actitud propia de estos, agrega.

Un amigo, con el que trabajaba en Bali, le presentó a varios familiares, que son los que aparecen en la película y todos ellos trabajadores en la mina.

Así es como comenzó a ir al pueblo en el que se desarrolla el filme y le sorprendió el hecho de que en un lugar tan pequeño convivieran y estuvieran tan presentes "tres estratos, tres paradigmas" como son una "concepción animista mágica del mundo", una religión islámica "en expansión" y ganando adeptos sobre todo en las zonas rurales de Indonesia y la sociedad de consumo y la modernidad.

Fue "muy fácil" comunicar y compartir esta idea con los personajes, y "se convirtió en una especie de juego", en proponer situaciones que se pudieran replicar en estos tres estratos.

Si a él le fascinaba toda la parte más ancestral, los protagonistas sentían una mayor atracción por la cuestión de la conversión al islam o la entrada de la modernidad.

DIRECCIONES OPUESTAS PARA BUSCAR LA SALVACIÓN

Eso les llevó a "una especia de lugar un tanto absurdo", a estas "direcciones opuestas" de donde buscar "una especie de salvación para cada uno".

Por eso, en la película consiste más o menos en "tener fe o esperanza en una de estas promesas, en una de estas ideas de salvación y siempre acaba de una forma no muy alentadora", señala.

La misma persona naturalmente funciona en los tres estratos y "por eso la gracia de la película es separarlos" y "crear tres realidades paralelas de una misma realidad de un pueblo".

También el volcán refuerza la estructura de los tres estratos, señala Gurrea: la atracción turística tiene lugar por la noche, mientras los mineros trabajan durante las primeras horas de la mañana, y por la tarde queda vacío, porque el lago es ácido y se producen pequeñas erupciones, lo que es peligroso.

"Esa idea del volcán vacío que da una sensación mucho más mística o telúrica, luego un espacio de trabajo -una mina-, y un lugar de espectáculo turístico, esos tres estratos se utilizaron para los tres estratos de la película", precisa.

UN RODAJE "MUY CASERO"

El filme se hizo en unos cinco años, con múltiples rodajes de dos, tres cuatro semanas, y el grueso de la película se rodó en noviembre de 2019, con lo que tuvieron "mucha suerte", porque fue "antes de que el mundo se cerrara" por la pandemia.

Hubiera querido regresar al marzo siguiente para hacer sobre todo rodaje de sonido, "pero no pudo ser".

Por otro lado, para el doblaje de muchas escenas finalmente idearon "un sistema muy casero como casi todo lo que se ha hecho en la película", mediante mensajes de voz por WhatsApp y vídeos que él subía a Youtube y en lo que los protagonistas se doblaban ellos mismos en un estudio de grabación de su ciudad a la que el realizador estaba conectado por una videollamada.

Para la película, que se proyecta dentro de la sección Forum, dedicada al cine experimental, tiene grandes esperanzas de poderla compartir con público en salas de cine, lo que está muy condicionado a los festivales a los que vaya y a que se hagan de forma física, señala.

"Tenemos muchas esperanzas puestas en junio en Berlín, esperemos que sí que se pueda hacer el festival, por lo menos en una versión reducida. Esperamos tener un año de recorrido y que las cosas vayan mejorando", desea.

Elena Garuz

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