Las Palmas de Gran Canaria (España), 1 dic (EFE).- El improvisado campamento en el que durante 102 días permanecieron hacinados hasta 2.600 inmigrantes llegados a las Islas Canarias (Atlántico) quedó completamente desmantelado y sus ocupantes están en hoteles e instalaciones habilitadas por los militares.
El citado campamento se improvisó en el muelle de la localidad de Arguineguín, al sur de la isla de Gran Canaria, adonde arribaron la mayoría de los miles de inmigrantes que alcanzaron las costas canarias en los últimos meses.
Este domingo salían los últimos veintisiete hombres, positivos en coronavirus, que quedaban en este espacio de 3.800 metros cuadrados. Al día siguiente un equipo militar desinfectó la zona y retiró las carpas del Ejército, aunque aún quedan por desmontar tiendas de Cruz Roja y los baños químicos portátiles.
En ese muelle quedarán algunas carpas como lugar de primera asistencia y cribado sanitario para quienes desembarquen de los buques de rescate a partir de ahora.
Con el cierre del muelle de Arguineguín, ordenado por el Ministerio del Interior, se cumple el requerimiento del Defensor del Pueblo, que pidió el desmantelamiento "de inmediato".
UN NUEVO CAMPAMENTO
El nuevo campamento montado en terrenos militares (Barranco Seco) alojará a los inmigrantes en las primeras 72 horas de retención cuando lleguen a las islas, tal como marca la ley, donde se les tomarán sus datos personales y se les hará una prueba PCR.
Tras ese período podrán ir a los campamentos que está montando el Ministerio de Migraciones o viajar, salvo el caso de que no tengan pasaporte.
Esta instalación, montada en un antiguo polvorín, con capacidad para mil personas, está ocupada ahora por unos seiscentos inmigrantes que duermen en carpas del Ejército, aunque la intención es sustituirlas por instalaciones prefabricadas que ayuden a mejorar la atención, según el delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana.
El mal estado del mar en los últimos días favoreció la disminución de llegada de nuevas embarcaciones, lo que permitió acelerar el cierre de Arguineguín.
Sin embargo, la llegada de inmigrantes a las islas no cesó, con 73 rescatados el lunes y otros 68 este martes, que fueron trasladados a las islas de Tenerife y Gran Canaria.
ARGUINEGUIN, DE MUELLE A CAMPAMENTO PRECARIO
El muelle de Arguineguín es el principal punto de operaciones de Salvamento Marítimo en Canarias desde que la ruta migratoria atlántica se reactivó en los últimos meses frente a la ruta del Mediterráneo, más complicada por los controles que ejerce Marruecos con la llegada de la pandemia.
Cruz Roja montaba allí unas carpas cada vez que llegaba a puerto una pequeña embarcación (patera) para ofrecer la primera asistencia sanitaria a sus ocupantes y un lugar donde cambiarse de ropa, comer y reponer fuerzas antes de su traslado a un centro de acogida.
Pero en agosto de este año la continua llegada de pateras provocó que algunos grupos pernoctaran por primera vez en el muelle, por falta de plazas en la red de acogida, y poco a poco se convirtió en un campamento improvisado con miles de personas.
Conforme las llegadas se aceleraban (octubre y noviembre suman más de 12.000 rescates, con fines de semana de hasta 2.200), se rebasó pronto la cifra de 1.000 ocupantes y marcó su techo en unos 2.600.
Además, las 72 horas de estancia máxima autorizada por la ley se convirtieron en días, a veces semanas. Human Rights Watch y el juez de Canarias Arcadio Díaz Tejera documentaron estancias de más de 24 días.
Los inmigrantes dormían hacinados en el suelo y en condiciones de insalubridad, situación que también denunciaron otras ONG como Amnistía Internacional y la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, además de la Fiscalía.
Las condiciones en el campamento de Arguineguín se degradaron hasta tal punto que el Gobierno tuvo que desmantelarlo y habilitar el campamento militar de Barranco Seco, centro de acogida temporal que entró en servicio el 18 de octubre.