Túnez, 20 mar (EFE).- El presidente de Túnez, Kaïes Said, decretó hoy el cierre total y el confinamiento en el país para luchar contra la propagación del coronavirus, que ya ha causado una muerte e infectado a otras 54 personas.

Al término de una reunión del Consejo de Seguridad Nacional en el palacio presidencial de Cartago, el mandatario pidió a la ciudadanía que permanezca en su casa, "salvo por causa de fuerza mayor", y prohibió los desplazamientos en el interior del territorio nacional.

Asimismo, decretó el cierre de las zonas industriales, la puesta en marcha de espacios destinados al confinamiento sanitario y el trabajo del personal de los servicios públicos básicos -sanidad, fuerzas de seguridad y transporte- para permitir su continuidad.

Said aseguró que todos los dispositivos del Estado garantizarán los servicios básicos, así como el suministro de alimentos, por lo que los comercios de "primera necesidad" se mantendrán abiertos.

En las próximas horas el Gobierno anunciará los detalles de estas nuevas medidas, así cómo la fecha de entrada en vigor y su duración.

El Observatorio Nacional de Enfermedades Nuevas y Emergentes (ONME) informó hoy de que la epidemia ha afectado a trece de las veinticuatro regiones, mientras que del total de casos positivos diecisiete se encuentran en la capital, con una edad media es de 43 años.

Cerca de 7.500 personas se encuentran actualmente en cuarentena y 3.400 ya han terminado el periodo de aislamiento.

El pasado jueves, el presidente ya decretó el toque de queda en todo el país, que se prolonga cada día desde las 18.00 hora local (17.00 GMT) hasta las 06.00 (05.00 GMT), e instó al Parlamento a promulgar leyes para indemnizar a los empleados en situación precaria que hayan tenido que cesar de trabajar y renegociar las deudas de las empresas afectadas durante la pandemia.

Días antes, el primer ministro tunecino Elyes Fakhfekh, anunció el cierre de todas las fronteras aéreas y terrestres y la suspensión de los viajes comerciales, excepto el transporte de mercancías y los vuelos de repatriación.

El Ejecutivo lanzó una batería de medidas entre las que destacan la clausura de establecimientos escolares, mercados, baños públicos y salas de fiestas, así como la suspensión de todos los eventos deportivos y culturales, además de oraciones colectivas en las mezquitas.

En cuanto a la hostelería, cafés, restaurantes y discotecas podían permanecer abiertos hasta las 16.00 hora local (15.00 GMT), si bien un importante número de ayuntamientos ha decretado su cierre total.

Mientras que los tribunales cerraron "hasta nueva orden", los cerca de 800.000 funcionarios pasaron a jornada intensiva, con dos turnos de cinco horas para reducir el número de pasajeros en el transporte público.

Una semana antes, el Gobierno había decretado la fase tres de la lucha contra la propagación del virus, cuando el país sólo contaba con dieciséis contagios, con el objetivo de "anticiparse a la situación" debido a la falta de recursos del Estado y advirtió de que habrá sanciones "estrictas" contra los infractores.

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