Argel, 4 abr (EFE).- El movimiento popular argelino mantendrá este viernes la presión popular en las calles pese a la renuncia el martes del anciano y enfermo presidente, Abdelaziz Bouteflika, principal reivindicación de la población.

Y la mantendrá, según dijeron a Efe sus promotores, porque falta la segunda parte del trabajo, es decir, la caída de la cúpula del poder que durante los últimos años ha parasitado, protegido y manejado al presidente.

"El 5 de abril es la fecha para derrocar a la banda mafiosa" o "este viernes saldrán" todos los que han tenido un puesto en las últimas dos décadas eran los eslóganes más difundidos a través de las páginas de movilización que circulan en las redes sociales.

Entre ellas, el jefe del Ejército, general Ahmed Gaïd Salah, autor en los últimos días de un golpe de estado incruento que condujo el martes a la renuncia de Bouteflika, aceptada 24 horas después por el Consejo Constitucional.

Gaïd Salah fue ya objeto de la ira del pueblo durante las masivas manifestaciones del pasado viernes, el sexto consecutivo de movilizaciones populares en todo los rincones del país desde el pasado 22 de febrero.

En un principio, los manifestantes exigían que Bouteflika, de 82 años y gravemente enfermo desde que sufriera un derrame cerebral en 2013, renunciara a ser reelegido para un quinto mandato consecutivo en las elecciones presidenciales previstas para el 18 de abril.

Conseguido el objetivo -el 11 de marzo el presidente renunció a su candidatura y aplazó los comicios- millones de argelinos comenzaron a exigir la caída del régimen y una verdadera reforma en el sistema, bajo control del Ejército desde la independencia de Francia en 1962.

En un intento por frenar las protestas, Gaïd Salah -uno de los principales apoyos de Bouteflika- decidió entonces sacrificar al mandatario: pidió primero la aplicación del artículo 102 de la Constitución, que permite inhabilitar al presidente por motivos de salud.

Y después denunció una conspiración contra el Ejército de parte de "fuerzas extraconstitucionales" que no identificó que precipitó la renuncia del presidente el martes pero que no han servido, al parecer para calmar la calle.

La incertidumbre ahora es como reaccionarán mañana el Ejército y la Policía, que hasta ahora ha permitido las protestas, que se desarrollan en un ambiente de fiesta popular y civismo, con miles de familias en las calles.

Una reacción que de ser violenta podría comprometer una transición que junto a Gaïd Salah tutelarán el exministro de Interior, Nouredin Bedaui -designado jefe del gobierno interino- y el presidente del Senado, Abdelkader Bensalah, que asume la jefatura del Estado y tiene 90 días para convocar nuevos comicios.

En la redes sociales, la llamada es a derrocar "la triple B", formada por Bedaui, Bensalah y el presidente del Consejo Constitucional, Tayeb Belaiz, todos ellos considerados hombres del "clan Bouteflika".

Político de la vieja guardia, Bensalah fue elegido para formar parte del Consejo Constitucional en 2002, tres años después de la primera elección de Bouteflika, y siempre se ha mostrado partidario de la candidatura de este a un quinto mandato.

Belaiz es una cara pública menos conocida, pero en Argelia se le concede un lugar de privilegio en el círculo de poder, como hombre de confianza de Bouteflika

Bedoui, propuesto el pasado 11 de marzo como primer ministro, ha liderado durante años el ministerio de Interior, institución encargada de organizar las elecciones que los argelinos siempre han considerado fraudulentas.

En un comunicado publicado esta semana, el ex primer ministro y excandidato a la presidencia de Argelia, Ali Benflis, reclamó la caída de la "triple B", en un llamamiento a proseguir la presión en la calle.

Una presión respaldada por asociaciones defensoras de derechos de humanos, sindicatos y otros grupos de la sociedad civil que instaron a los argelinos de continuar hasta "acabar con todos los responsables del régimen" y la crear verdaderas instituciones transitorias.

"La salida del presidente y su dimisión no quiere decir que hayamos triunfado. Es necesario que este gobierno caiga y que Bensalah no se convierta en Jefe de Estado interino", dijo anoche Mustafa Buchachi, abogado y uno de los activistas pro derechos humanos más influyentes de Argelia.

Por Nacera Ouabou