Belgrado, 22 jun (EFE).- El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, acusado por sus críticos fuera y dentro del país de ser un dirigente autoritario, ha salido reforzado de las elecciones generales de este domingo al obtener su partido, el populista conservador SNS, casi tres cuartas partes de los 250 escaños del Parlamento.

Con el 60 % de los votos obtenidos, el Partido Progresista Serbio (SNS) tendrá en la Cámara 189 escaños, mientras que su hasta ahora socio en el Gobierno, el Partido Socialista de Serbia (SPS), tendrá 32 diputados tras haber obtenido el 10 % de los votos.

El único partido opositor que ha superado el umbral mínimo necesario del 3 % de los votos es la nueva Unión Patriótica Serbia (SPAS), un partido de centroderecha, de Aleksandar Sapic, un exjugador del waterpolo, que obtuvo 12 escaños.

En las elecciones de 2016, el SNS de Vucic ya había alcanzado una mayoría absoluta con 131 escaños, al obtener el 48,2 % de los votos, aunque decidió ampliar su coalición con el SPS.

El resto de formaciones opositoras, o se han quedado este domingo por debajo del umbral exigido o han decidido boicotear las elecciones para protestar contra las formas autoritarias de Vucic.

El resto de escaños en el Parlamento se reparte entre los representantes de las minorías étnicas del país.

LA POLARIZACIÓN NO DESAPARECE

Así las cosas, el SNS tiene ahora todo el poder sin apenas oposición, con un Vucic más poderoso que nunca, a pesar de que su cargo presidencial solo tiene atribuciones protocolarias.

"Para la democracia en Serbia no es buena noticia", aseguró este lunes el analista Dragan Janjic.

A pesar del control abrumador de Vucic en la Cámara, con o sin socio de Gobierno, la polarización política en la sociedad serbia se mantendrá, dijo el analista en declaraciones a Efe.

"Eso no podrá cambiar, de modo que alguien que ha obtenido la mayoría absoluta impondrá su opinión a otros", indicó.

El presidente había controlado y dominado por completo la campaña electoral de su partido.

El SNS se presentó con una lista sin sus siglas pero con el nombre de Vucic, quien formalmente no se presentaba en los comicios.

KOSOVO Y OTROS RETOS

Aparte de tener que ganarse la legitimidad de la oposición, sea parlamentaria o extraparlamentaria, el gran reto del nuevo Gobierno serbio será alcanzar una solución al conflicto de Kosovo, su antigua provincia, independiente desde 2008.

Además, deberá superar la grave crisis económica y social causada por la pandemia del coronavirus, cuyos efectos han sido por ahora moderados, con unos 12.500 contagios oficialmente registrados.

Debido al dominio total del SNS en el Parlamento, Janjic dijo que no espera grandes debates parlamentarios sobre estos temas, ya que Vucic tiene todo el poder para imponer su punto de vista.

Normalizar las relaciones con Kosovo es una condición que pone la Unión Europea para aceptar a Serbia como miembro.

Serbia inició las negociaciones de adhesión comunitaria en 2014 y espera entrar en la UE en torno a 2025.

El propio Vucic, un estrecho aliado de Rusia y China, asegura que quiere acelerar las reformas para lograr la entrada en la UE.

UNA OPOSICIÓN FRAGMENTADA Y DIVIDIDA

Vucic y el SNS no tuvieron rival en estas elecciones, ya que la oposición en Serbia está muy fragmentada, entre constantes descomposiciones de unas formaciones y creaciones de otras que confunden y rechazan a los votantes.

Una parte de la oposición, que acusa a Vucic de tendencias autoritarias, incluso boicoteó las elecciones con la esperanza de restarle legitimidad al SNS.

"La oposición no es capaz de consolidarse, de abordar ningún asunto político importante", aseguró Janjic.

Ni siquiera tienen una postura común sobre Kosovo, problema cuya solución es de gran importancia para el futuro del país, agrega el analista.

"En lugar de definir una plataforma política, discuten si el boicot (electoral) es bueno o no. Esto es un regalo para el bloque gobernante", sentencia Janjic.

La participación electoral bajó del 56 % en 2016 al 50 % el domingo, siendo incluso mucho más baja en Belgrado, con un 36 %.

CRÍTICAS TAMBIÉN DESDE FUERA

Pero no solo la oposición serbia critica al presidente y su estilo de gobernar, marcado por una presencia casi constante en los medios de comunicación y la falta de diálogo con sus críticos.

La prestigiosa organización no gubernamental Freedom House degradó en un reciente informe a Seria de "democracia consolidada" a "régimen híbrido", entre democrático y autoritario.

Mientras, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) señaló hoy en un comunicado que la decisión de los votantes en Serbia se vio "limitada por la abrumadora ventaja del partido gobernante y la promoción de sus políticas en los medios de comunicación estatales".

"Las autoridades serbias organizaron las elecciones de forma efectiva en circunstancias difíciles, pero los votantes fueron abandonados sin información y frustrados ante la imposibilidad de la oposición de acceder a los medios de comunicación", agrega Urszula Gacek, la jefa de la misión de observación electoral de la OSCE.

"El dominio del partido gobernante pone en riesgo la neutralidad de las instituciones democráticas del país. El diálogo es necesario para superar las profundas divisiones políticas y para proteger el pluralismo", concluyó la europarlamentaria polaca.

Snezana Stanojevic

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