El síndrome del emperador es un trastorno de conducta que afecta a los niños. También conocido como síndrome del tirano o síndrome del rey, tiene su inicio en el hogar.

El niño con este trastorno se siente el emperador de la casa. Supone que los demás están allí para servirlo y cumplir sus deseos. Sienten que ellos tienen el poder y dejan de respetar a sus padres. Los desafía. Y hasta que no se salen con la suya no paran.

Estos niños  ejercen control sobre sus padres. Son mandones, autoritarios y agresivos. Los padres van perdiendo autoridad y terminan siendo los niños los que mandan en la casa. Ellos deciden qué se come, qué programa se hace, qué película se ve, quién viene a la casa, a qué hora se va a dormir, etc.

Para conseguir hacer lo que quieren, gritan, amenazan y en algunos casos agreden física y psicológicamente a sus padres. Los niños emperador deciden y ordenan lo que se hace en la familia. No sólo deciden lo que quieren hacer ellos, sino también lo que los demás miembros de la familia tienen que hacer. Finalmente, la familia gira en torno a sus deseos, y caprichos.

No se conocen con certeza las causas de este Síndrome, pero la mayoría de los especialistas  sostienen que se trata de causas socio culturales. La educación que el niño recibe, las tendencias individualistas de la sociedad actual, el poco tiempo del que disponen los padres, las dificultades que tienen los padres para ejercer la autoridad sanamente, el modo de calmar las ansiedades del niño con nuevos objetos o con aplicaciones de teléfono, el exceso de tiempo en el mundo virtual, y el poco contacto con los otros en el mundo real son algunos de los factores que influyen fuertemente.

Ahora bien, ¿cómo evitar que los niños se conviertan en niños emperadores?

Los especialistas dan algunos consejos:

  1. Poner normas desde el principio: desde pequeños los niños tienen que comprender que existen normas y reglas. Algunas de ellas tienen que ser inmovibles por ejemplo no insultar, no pegar, etc.  Otras se pueden negociar. Y es importante enseñar que el incumplimiento tiene consecuencias.
  2. Las normas deben ser claras, simples y fijas: no pueden cambiar según el humor del padre o la madre.
  3. No permitir la violencia: para que los niños no sean violentos es fundamental que no vean ni vivan violencia en la casa. Los padres tienen que poder ejercer la autoridad sin ejercer violencia de ningún tipo ni sobre el niño, ni sobre otros miembros de la familia.
  4. Predicar con el ejemplo: los niños imitan lo que ven. Es importante mostrar que uno mismo cumple con las reglas y normas.
  5. Enseñarles empatía.
  6. Rutina: el día del niño debe ser programado. Deben estar delimitados los tiempos para comer, para ir a dormir, para estudiar, etc.
  7. Responsabilidad: es bueno que el niño tenga obligaciones en el hogar de acuerdo a su edad, como hacer la cama, colaborar al poner y quitar la mesa, colaborar con el orden, etc.
  8. Es necesario que los padres reconozcan que su hijo es un tirano y que eso es un problema que hay que encarar con calma y paciencia, para que el niño pueda ir modificando su actitud.

 

Lo que no se debe hacer

  1. No poder decir no. Para educar a un niño hay que decir que no muchas veces y sobretodo, poder sostener ese no.
  2. No poner límites. Los límites son fundamentales y necesario. Deben ser límites lógicos, razonables y protectores.
  3. No darles lo que quieren para que no molesten. Aunque muchas veces es más fácil darles lo que piden para que dejen de molestar, a la larga esta actitud es perjudicial. Nos niños tiranos prontamente aprenden a manipular a los padres.
  4. No poner normas incoherentes y cambiantes.
  5. No consumir drogas o alcohol delante de los niños.
  6. No prestarles atención. Los niños necesitan atención, cuidados y sobre todo ser escuchados.
  7. No hay que ponerse a altura del niño. Un adulto debe actuar con calma y reflexión. Nunca se debe reaccionar como lo hace el niño.
  8. No prohibirle todo después de haberle permitido todo. Es mejor actuar con calma, paso a paso.

 

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