Un ir y venir con una filosofía de vida nómada, así funcionan nuestros objetos. De algunos podemos prescindir, otros se adaptan a nuestras necesidades.

Una vida nómada, de un lugar a otro, del centro de una gran ciudad a la sabana africana, un constante viaje en el que no queremos prescindir de nada que nos haga la vida más fácil en el lugar más recóndito.

Desde sus inicios, Vuitton supo cómo adaptarse a las necesidades de su tiempo. Encargos especiales de personalidades viajeras relevantes de la época le ayudaron a ver que había una manera innovadora de crear muebles que se adaptaran a las más diversas circunstancias.

Por ejemplo, Greta Garbo consiguió que el artesano fabricara un baúl zapatero con el que su calzado llegase en perfecto estado de un lado a otro del Atlántico, pero el escritor Ernest Hemingway también viajó con su exclusiva maleta nómada, una valija-biblioteca, con la que trasladaba sus libros más queridos.

Pero antes que ellos, el explorador francés de origen italiano, Pierre Savorgnan de Brazza, solicitó una cama-baúl en 1874, un hito, un reto, que hizo que la casa francesa desafiara su espíritu viajero de la mano de diseñadores muy creativos.

ESPÍRITU VIAJERO

Con la intención de seguir esa estela que tantos beneficios reportó a la firma, Louis Vuitton ha creado, desde 2012, una colección de objetos bajo el nombre “Nómadas”, en la que recrea ese afán de recorrer mundo, de llegar hasta los límites de la imaginación, que ha caracterizado a la firma desde sus inicios.

Todo, gracias a un creador que transformó la forma de llevar el equipaje de acuerdo a los usos sociales de cada época.

Bolsos, maletas o mochilas se han ido modificando con el paso del tiempo, pero también la manera en la que trasladamos objetos como lámparas, sillas o camas.

Durante la última edición de Fuorisalone en 2019, en Milán, la firma presentó una nueva colección de objetos, diez en total, que se suman a los 45 diseños exclusivos, todos ellos creados por diseñadores de prestigio internacional, como Marcel Wanders o los hermanos brasileños Campana. Una invitación que la casa francesa extiende para explorar nuevos territorios dentro del mundo del viaje.

 

VIAJES INSPIRADORES

En esta ocasión, la colección de objetos inspirados en el viaje incorpora dos estudios con los que hasta ahora no había colaborado la firma: Atelier Biagetti, cuyos creadores son el diseñador Alberto Biagetti y la artista Laura Baldassari, que acostumbran a deconstruir la funcionalidad de los objetos para reconfigurarlos con nuevos códigos.

También han pasado a formar parte de este exclusivo club el estudio Zanellato/Bortotto, fundado en 2013, y creadores del biombo Mandala, “una muestra de artesanía en metal y piel”, cuentan desde la firma, que se compone de tres círculos metálicos enlazados por bisagras que se asientan sobre una base de mármol de Carrara.

La piel trenzada se tensa sobre el marco para formar un patrón geométrico inspirado en un mandala y crear un caleidoscopio de colores tenues.

La forma floral de la pieza es un  homenaje al emblemático motivo Monogram Flower, de Louis Vuitton, y sirve como fantástico separador, pero también como un elemento  favorecedor de la sombra en los días de más calor.

El sillón Diamond, del diseñador holandés Marcel Wanders, destaca por unas formas que transmiten sensación de ligereza absoluta. Las líneas curvas que dibujan los arcos de listones de madera de fresno construyen una estructura enrejada de aspecto delicado, escultural y sólido.

El asiento, que parece estar suspendido en el armazón con forma de cápsula, está forrado con piel flexible de rojo intenso, para brindar la máxima comodidad.

Wanders es también el creador de la lámpara Venezia, una versión muy actual de las lámparas venecianas, con una pieza central curvada, fabricada en cristal, rodeada de una rejilla de tiras de piel fijadas con tachuelas metálicas.

La “silla bulbo”, de los brasileños hermanos Camana, consiste en pétalos envueltos en un suave tejido, el abrazo de una flor tropical, un espacio para una persona, ampliable debido a su flexibilidad a dos.
Viajar así, desde luego, resulta mucho más fácil.

 

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