Durante la época estival es habitual recorrer largos trayectos en automóvil para disfrutar de la playa, respirar el aire puro de la montaña o hacer una escapada a esa región que tanto nos llama la atención. Pero, antes de ponernos al volante, debemos saber que tomar ciertos medicamentos puede afectar a nuestra capacidad de conducción.

Muchas personas utilizan a diario sus vehículos para ir y volver del trabajo o para realizar distintas actividades del día a día. El automóvil ha pasado a formar parte de la rutina de un número cada vez más elevado de personas pero, la conducción, aunque muy habitual, es una actividad compleja que requiere toda la atención.

Algunos medicamentos, incluso aquellos que es posible comprar sin receta médica, pueden hacer disminuir nuestra capacidad para conducir de forma segura.

En este sentido, Yolanda López, farmacéutica, señala que “al menos el 25% de los medicamentos que se dispensan afectan a la conducción. Por este motivo es fundamental leer siempre el prospecto y consultar cualquier duda al médico o al farmacéutico, sobre todo si se trata de una automedicación”.

Algunos medicamentos y sintomatología

La especialista explica cuáles son los grupos de medicamentos con mayor efecto en la conducción.

Así, detalla que los “analgésicos pueden causar sueño y mareo; los antidepresivos, sueño, mareo, visión borrosa, hipotensión y fatiga; los ansiolíticos e hipnóticos, sueño y pérdida de reflejos; los antipsicóticos, alucinaciones y delirios; los antihistamínicos, sueño, visión borrosa, ansiedad e insomnio; los antitusivos, sueño; los colirios y antimigrañosos, dificultad en la visión; y los relajantes musculares, somnolencia y visión borrosa”.

“También hay que tener en cuenta al alcohol como un importante factor de riesgo en asociación con los fármacos, ya que puede potenciar los efectos adversos”, apunta.

Además, López aclara que dichos efectos pueden variar de un individuo a otro, pues dependen de muchos factores como pueden ser la edad o el metabolismo, por ejemplo.

“Tenga en cuenta cómo afecta el medicamento a su capacidad para conducir. Si siente somnolencia, debilidad o visión borrosa no deje de usar el medicamento, pero no conduzca”, advierte.

También destaca la necesidad de tomar la medicación en las dosis y horarios indicados por el profesional sanitario.

“Según el tipo de medicación que esté tomando, evite conducir los primeros días del tratamiento o cuando le modifiquen la dosis”, puntualiza.

De igual modo, recalca que hay que evitar el alcohol cuando se tomen medicamentos y no conducir nunca después de haber consumido alcohol.

“Si tiene que conducir de forma habitual, indíquelo siempre para que el profesional pueda valorar la posibilidad de encontrar el medicamento que menos influya sobre su capacidad para conducir”, expone.

 

Mayor riesgo en personas mayores

Por su parte, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) señala que algunas personas que toman más de un medicamento pueden experimentar efectos adversos debido a la combinación de los distintos fármacos.

La FDA afirma que esto suele ser más frecuente entre las personas mayores pues, por lo general, toman más medicinas. “Cuantas más medicinas tome, mayor es el riesgo de que los medicamentos puedan afectar a su habilidad para conducir”, recalca esta entidad.

Por esta razón, la FDA recomienda hablar, al menos una vez al año, con el médico, enfermero o farmacéutico sobre todas las medicinas que tomamos, tanto las prescritas por el médico como las que se pueden comprar sin receta.

“Informe también a su médico si toma algún suplemento a base de hierbas. Hágalo aunque ni las medicinas ni los suplementos le causen problemas”, aconseja.

En este sentido, Yolanda López detalla que existen muchas plantas con usos medicinales que pueden hacer que la capacidad de conducción se vea mermada.

Ejemplo de ello son la valeriana, el lúpulo, la melisa o la pasiflora. “Todas estas son depresoras del sistema nervioso central e interfieren en la conducción pues producen sedación y sueño. Se utilizan para trastornos del sueño y cuadros de ansiedad”, aclara.

La experta señala que, por lo general, estos productos no necesitan prescripción médica y se pueden adquirir en farmacias, herbolarios y grandes superficies.